Memoria
La principal dificultad que encierra este “edificio puerta” es su gran complejidad funcional. En él concurren múltiples y variados programas de necesidades de muy distinto carácter.
De una parte el carácter simbólico, singular y representativo de la llamada zona de eventos, de otra el funcional de la zona de oficinas, en la que hay que diferenciar entre el más público de los colegios profesionales y el más privado de las oficinas de seguridad, policía, guardia civil, sin dejar de atender la residencia, los locales de servicio con accesos desde el exterior y las áreas de tráfico rodado y su conexión, subterránea y en superficie con el resto del campus.
Para resolver este reto, el edificio se estructura en torno a un espacio central, hueco y vacío, cubierto por una gran cúpula. Cúpula perforada por la luz, que por su dimensión, 36 metros de diámetro y 26 de altura, asume el máximo protagonismo pasando a ser el corazón y el pulmón del edificio, en torno al cual se ordena el resto del programa. Se trata de un espacio cargado de simbolismo que sin embargo es necesario descubrir, un espacio sorpresa, pues desde el exterior queda oculto dentro de la forma cilíndrica del edificio.
La imagen exterior se confía a la fachada cilíndrica de doble piel. La piel exterior es estructural, se trata de un poderoso muro de hormigón armado, aligerado por múltiples perforaciones circulares, aparentemente aleatorias. Estas perforaciones reducen su dimensión de forma paulatina en las plantas superiores, permitiendo siempre el adecuado paso de las líneas de fuerza que transmiten las cargas del muro a los soportes de la planta baja.La disposición de las perforaciones de la fachada tiene muy en cuenta la visión desde el interior del edificio.
Los diámetros de los círculos situados a la altura de los ojos varían entre 2,50 m. Y 0,80 m., y sus centros están colocados a una altura que oscila entre 1,40 m. Y 1,70 m. del suelo acabado de cada planta.