Memoria
La nueva edificación pretende adecuar su altura a la de las edificaciones próximas, integrando los edificios protegidos colindantes y dar una imagen más adaptada a la situación de proximidad con el Colegio Evangélico.
Al esta la nueva edificación incluida en la misma manzana que El Colegio Evangélico esta debe tener un carácter autónomo, sin voluntad de que conforman el cruce de las calles Bravo Murillo y Virgen de Nieva es también importante.
Se ha buscado un edificio en que las fachadas continuas eviten la posibilidad de diferenciar entre fachadas a la calle y medianerías, utilizando un lenguaje uniforme en todo el perímetro de la edificación.
Sólo en el contacto con las edificaciones protegidas se altera el leguaje y los materiales de las fachadas, buscando una integración de los volúmenes menores colindantes.
Para la fachada se propone una solución de placas verticales suelo techo que se van superponiendo de forma que permiten esconder las celosías que protegen los huecos de iluminación de las piezas interiores.
La posibilidad de manejar un lenguaje de huecos verticales, tan frecuente en la zona, sin perder la posibilidad de obtener un resultado final abstracto que no entre en competencia con el cuerpo principal del Colegio o con los edificios protegidos a los que debe adosarse parece una solución adecuada. La solución continua de las fachadas suavizará los ángulos del solar.